La historia y cómo empezó

En 2016 se adquirió un terreno que anteriormente había sido utilizado como finca. Las prácticas agrícolas empleadas en la tierra no eran sostenibles, lo que resultó en la degradación de la selva circundante de un ecosistema rico y diverso a un paisaje agotado e inutilizable. Los nuevos propietarios, una familia Belga-Peruana, reconocieron la necesidad de un cambio y trataron de abordar los problemas que habían llevado a esta situación.

El uso de la técnica de tala y quema para limpiar la tierra, así como los monocultivos, habían provocado la muerte literal del suelo, lo que obligó a los lugareños a migrar a áreas urbanas en busca de trabajo. Lamentablemente, los gobiernos locales tienden a favorecer a las grandes empresas con altos márgenes de beneficio que dependen de prácticas agrícolas de monocultivo, lo que dificulta que los proyectos de pequeña escala y respetuosos con la naturaleza obtengan el apoyo que necesitan. La educación en estas áreas también sigue siendo un desafío.

A pesar de estos obstáculos, la familia Soria Sánchez sigue comprometida con las prácticas de gestión sostenible de la tierra. Con la certificación adecuada, ahora pueden trabajar la tierra mediante proyectos, sentando las bases para un futuro mejor.